Jorge Rojas presentó su nuevo disco en La Vieja Usina, ante unas dos mil personas que celebraron su vuelta.
Celina Alberto
De nuestra Redacción
calberto@lavozdelin terior.com. ar

La palabra "amor" aparece más de 20 veces en las letras de su nuevo disco solista –sin contar las repeticiones de los estribillos– y "corazón" ocupa el segundo lugar entre las favoritas del salteño a la hora de componer. Amor y corazón fueron también el leit motiv en la presentación del trabajo, anoche, en La Vieja Usina, ante dos mil personas y con el fervor festivalero instalado en el ambiente.
Jorge Rojas, más flaco, mejor plantado ante sus propias emociones y con el aplomo de los que ya no tienen que demostrar nada. Jorge Rojas en estado de disfrute y agradecimiento, orgulloso de sus nuevas letras y dispuesto a volver a las fuentes las veces que haga falta. Desde allí largó, pasadas las 21.30, con las más de 20 canciones que celebraron su música durante más de dos horas.
Amor y corazón mediante intervinieron también sus fans, las recién llegadas y las que lo siguen desde sus comienzos en Los Nocheros, con coros, aplausos, pañuelos al aire y declaraciones de amor desesperado.
En escena, ocho músicos en formación mixta de instrumentos acústicos y eléctricos, en la estética de fusión sobre la que Rojas montó su nueva etapa solista. Primero el bombo, las imágenes de un potro galopando sobre la tierra y los gritos como fondo para recibir al cantor. Rojas, con camisa suelta sobre los jeans y gesto de recibir una ofrenda, comenzó con Las alas de la libertad. Camino abierto a la chacarera (Marca borrada, Chacarera del olvido y La yapa) y después el saludo, las muchas gracias, la bienvenida al aplauso cálido de su público. "Estamos felices por el encuentro y por poder compartir emociones a través de las canciones. Estamos felices de estar en esta ciudad que ha cobijado nuestro canto. Es una noche hermosa y la vamos a terminar mejor todavía", prometió y abrió paso a la balada con Como pájaros en el aire y La vida. El tono melódico le sienta bien, y lo camina sin forzar el efecto. Un metro detrás, sus hermanos Lucio y Alfredo, a quienes cederá protagonismo en Una copla de amor, pulseada en la que midieron virtuosismo sin escatimar excesos y subrayaron aquello de que quien extiende más una nota es el cantor mejor dotado. Dos mil personas los ovacionaron.
Luego, los invitados. Canto Cuatro, un cuarteto vocal de salteños jóvenes y talentosos, afinados en la cuerda gestual de Latin American Idol y con carisma suficiente como para caminar el trecho al estrellato en el folklore melódico. Con ellos fue la zamba Piedra y camino, uno de los puntos altos de la noche y que antecedió al segundo tramo de canciones. Lágrimas negras, Un montón de estrellas, No te vayas carnaval, el malambo de rigor y Vuelvo para el cierre. El bis fue para ellas, Rojas al rojo vivo y la celebración del romance. La noche terminó como lo había prometido.
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