El músico se presentó anoche en el Auditorio Angel Bustelo, que lució completamente colmado. Fueron dos horas de mucha música, entrega y pasión por un músico que ya tiene estilo propio.
Cuando a las 22.15 se apagaron las luces del Bustelo, las dos mil personas que estaban allí dentro sabían que se venía lo mejor, lo esperado. Es que Jorge Rojas sigue despertando la misma pasión como solista que cuando era un Nochero más. Es más, no estaría mal acotar que tal vez ahora la sensación es más placentera porque esa multitud fue a escucharlo, a verlo, a disfrutarlo y eso regocija a cualquier artista.Entonces, con las cartas sobre la mesa el juego dio su comienzo: una propuesta atractiva desde el escenario y un público listo para disfrutar a lo grande. Y así transcurrieron las dos horas de show. Mucha música, mayor entrega y un clima ideal.Si hay algo que se le debe reconocer a Jorge Rojas en su etapa solista es que tiene una de las mejores –si no es la mejor- bandas del género. Músicos talentosos, jugados, atinados y profesionales que le aportan una calidad óptima de sonido a la propuesta. A eso hay que adicionarle las voces de Lucio y Alfredo Rojas, privilegiadas y justas, que se unen a la del artista principal en una amalgama altamente recomendable.Jorge Rojas trajo un show nuevo a Mendoza. Con una puesta en escena que tiene más proyecciones, con más danza criolla entre los hermanos y casi todas las canciones que aparecen en su más reciente disco, la noche fue tomando su punto exacto pasando la mitad. Entonces, también fueron apareciendo algunos clásicos y ahí si que todo cuadraba.“Las alas de la libertad”, “Marca borrada”, “La yapa”, “La vida”, “Como pájaros en el aire”, “Luna vallista” (espléndida versión a cargo de los tres hermanos), “Vuelvo”, “Milagro de amor”, “Busca en tu corazón” y “Cuando me dices que no” fueron algunas de las 21 canciones que desfilaron por el escenario del Bustelo. Y con un repertorio bien armado, cuidado, con un timing musical claro –liderado por el mendocino Paíto Figueroa- y con las ganas de Jorge sobre el escenario era poco probable que el artista se fuese de manera tan sencilla. Al final fueron dos bises y ovaciones por doquier.El público –conformado en un su mayoría por señoras- se fue con una sonrisa. No es para menos: pagaron una entrada para ver a su artista preferido y éste las dejó más que satisfechas.A tu derecha están los videos de lo que fue la prueba de sonido, un momento íntimo y especial que no muchas veces se disfruta. Esta vez, están para eso.
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